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Los retratos de Alfonso de Borja (Calixto III), y Rodrigo de Borja (Alejandro VI) pertenecen a la serie pictórica de obispos y arzobispos Valentinos, realizados por Juan de Juanes y su taller en 1568. La técnica en la que están realizados es óleo sobre guadamacil, es decir, cuero curtido pintado. Esta serie de retratos fue encargada por Sto. Tomás de Villanueva, quien está también representado en ella. Los retratos iban destinados al Capítulo y hoy se encuentran en la Sacristía de la Catedral. En toda la serie los personajes aparecen de medio cuerpo, revestidos de pontifical, con zócalo dorado en la parte baja, conteniendo el blasón de cada uno de ellos y una cartela explicativa con los datos del retratado.

Alfonso de Borja aparece representado como Calixto III, vistiendo a la clásica con decoraciones vegetales simétricas y con los putti. Para el retrato, probablemente Juan de Juanes se hiciera servir de medallas con la imagen de Calixto III, dotándolo de una gran serenidad y un movimiento elegante que, lo consigue a partir de líneas tenues y de un color suave. También presenta un zócalo clásico con una inscripción sobre sus cargos eclesiásticos y sus fechas:

ALPHONSVS BORGIA VALENTINVS SETABITANUVS, A MARTINO PPº. S. VALENTINVS EPPISCOPVS ELECTVS FVIT ANNO DNI. 1429 QVI AB EVGENIO 4º CARDINALIS CREATVS TÁNDEM AD SUMMI PONTIFICATVS APICEM PERVENIT NVCVPATVS CALIXTVS TERTIVS ANNO 1455.

También se observa en el zócalo el blasón de los Borja, el cual se puede apreciar mejor en la piedra caliza rectangular, que está situada bajo la réplica del retrato, la cual contiene un escudo cuadrilongo acabado en punta que, a su vez contiene otro semejante más pequeño con las armas en relieve del futuro papa Calixto III: buey pasante hacia la derecha. Encima del escudo aparecen la mitra y el báculo episcopales sobrepuestos. De la mitra penden dos bandas que supuestamente caen detrás del escudo, mientras que, los dos extremos de un paño estrecho anudado al báculo, caen tras bordear la parte superior y los laterales del escudo.

Rodrigo de Borja está retratado al igual que su tío, portando la tiara pontificia y un báculo en la mano izquierda, pero en este caso está representado con la cabeza girada levemente hacia la derecha. También vestido a la clásica lleva una capa en cuyo enganche aparece la “M”, a modo de anagrama de la Virgen María, mientras que Alfonso lleva la abreviatura del nombre de Jesús en Griego. En este caso la inscripción está muy incompleta aunque se aprecia el blasón del ducado de Gandía con la unión de las familias Borja y Oms.

En 1417 el monarca Alfonso el Magnánimo lo requiere a su lado, y le concede el rectorado de Cocentaina y una canonjía en la catedral de Valencia. Por ello un par de años más tarde renuncia a su cátedra en Lleida y se dedica a la labor de jurista y consejero de la corte del rey, llegando a ser vicecanciller.

Después de la muerte de Benedicto XIII en 1423, tres de sus cardenales eligieron a su sucesor, que fue Gil Sánchez Muñoz, quien tomó el nombre de Clemente VIII, último papa de la obediencia de Avignon, residiendo en Peñíscola. En 1429 el rey Alfonso V, deseoso de un acercamiento con el nuevo pontífice de Roma, Martin V, envió a Alfonso de Borja a Peñíscola con la misión de conseguir la abdicación del antipapa. El éxito de su negociación supuso el fin del cisma que había dividido la Iglesia Católica desde 1378. Tras estos acontecimientos Alfonso fue recompensado con el nombramiento de obispo de Valencia. Más tarde, en 1432 abandonó la ciudad de Valencia con la finalidad de acompañar al rey como vicecanciller y consejero real, en la campaña que concluiría en 1442 con la conquista del reino de Nápoles.

El 2 de mayo de 1444 Alfonso de Borja es nombrado cardenal, asignándosele la basílica «los Cuatro Santos Coronados», un conecto-fortaleza asentado no muy lejos de San Pedro el Vaticano. No obstante, Alfonso no olvidó a su familia, ofreciendo a sus dos sobrinos de los que era el tutor, Luis y Rodrigo de Borja, importantes cargos y beneficios eclesiásticos.

Siendo papa Nicolás V, en el año 1453 Constantinopla cayó en manos de los turcos. Difunto el pontífice el 8 de abril de 1455, fue elegido como papa con el nombre de Calixto III. Su pontificado se caracterizó por su constante atención a la conquista de Constantinopla. Murió en Roma, el 6 de agosto de 1458, el día de la fiesta de la Transfiguración del Señor, creada por él para celebrar la liberación de Belgrado.

El 1 de mayo de 1458 fue nombrado vicecanciller de la iglesia Romana y el 30 de junio de ese mismo año se convierte en obispo de Valencia. Tan solo un año después, mandó que los maestros Francesc Baldomar y Pere Compte hicieran la Arcada Nova para ampliar la Catedral de Valencia. A la muerte de su tío Calixto III, el cardenal Rodrigo continuó acumulando cargos, méritos y distinciones. En 1472 vuelve a Valencia, llevando una bula de Sixto IV que, legitimaba el matrimonio de Fernando II de Aragón. El cardenal iba acompañado de los pintores italianos Paolo da San Leocadio y Francesco Pagano, quienes realizaron los famosos ángeles músicos de la Catedral de Valencia.

Rodrigo de Borja fue obispo de Cartagena y Mallorca además de arzobispo de Valencia. Título el de arzobispo que, viene dado debido a que la archidiócesis Valentina, fue elevada a dicho rango de archidiócesis metropolitana en 1492 por el papa Inocencio VIII. Un año después Fernando II vendió a Rodrigo de Borja el ducado de Gandía. Más tarde, en 1489 se le concede el arzobispado de Mallorca un cargo que ostentara hasta su elección como papa.

El 25 de julio de 1492 muere el papa Inocencio VIII, siendo proclamado papa Rodrigo de Borja el 1 de agosto bajo el nombre de Alejandro VI. Sus primeras cuestiones como papa fueron abordar el repartimiento de las tierras del Nuevo mundo entre Castilla y Portugal. Como cabeza de los Estados Pontificios, se preocupó de reformar y embellecer la ciudad de Roma. Un claro ejemplo, es el castillo de Sant Angelo y el proyecto de la basílica de San Pedro. Rodrigo de Borja murió el 18 de agosto de 1503.

Vestida a la manera medieval como si de una reina se tratase, la virgen lleva en brazos al niño Jesús el cual a su vez porta al Espíritu Santo. Vemos como el niño Jesús lo tiene cogido por las alas, en un gesto de echarlo a volar. En este caso el Espíritu Santo se asemeja más a una rapaz, por el tipo de plumaje y las garras que a una paloma.

Piedra caliza rectangular que contiene un escudo cuadrilongo acabado en punta que a su vez contiene otro semejante más pequeño con las armas en relieve del futuro papa Calixto III y buey pasante hacia la derecha. Encima del escudo aparecen la mitra y el báculo obispales sobrepuestos. De la mitra penden dos bandas que supuestamente caen detrás del escudo. Los dos extremos de un paño estrecho anudado al báculo caen tras bordear la parte superior y los laterales del escudo.