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Esta imagen que se veneró hasta 1936 en la desaparecida Iglesia de la Santísima Sangre, fue objeto de devoción por los fieles de dicha iglesia. El tipo iconográfico de la Virgen del Perpetuo Socorro, es dentro de la iconografía oriental, aquel que ha gozado de mayor fortuna en occidente. La imagen representa a la Virgen la cual sostiene en brazos a su divino Hijo. El rostro de la Virgen esta compungido al recordar la profecía que Simeón le hiciera en el Templo, acerca de la futura pasión de ese Niño que contempla asustado como dos ángeles descienden para mostrarle los instrumentos de la Pasión. En este caso es una versión tardía de esta difundida advocación, y eso explica la occidentalización de los rostros, que no presentan la clásica abstracción de la pintura de iconos.

En cuanto a la indumentaria, María luce el clásico maphorion azul, sobre túnica roja, que con variantes la acerca a la pintura bizantina, pero no así los aditamentos y joyas con los que se ha adornado la imagen, una costumbre muy frecuente entre los fieles cristianos que pretendían así honrar a María y dotarla de la riqueza, majestad y magnificencia que correspondía a la Madre de Dios y Reina de los cielos.