Se desconoce su origen, pero por su temática podría proceder del convento Jerónimo de San Miguel de los Reyes, de donde proceden otras piezas del Museo de la Catedral.
El Portapaz presenta una estructura arquitectónica, con un pedestal, unas pilastras y balaústres, entablamento y frontón triangular. En el pedestal y el entablamento, aparecen ornamentaciones en relieve y esmaltes de cartelas o mascarones con mensuales entrelazadas, mientras que en el frontón, se aprecia en relieve el busto de Dios Padre y el Espíritu Santo con dos flores de esmaltes a los lados.
En el remate, tres angelitos oferentes y de rodillas y en el centro del Portapaz, bajo un arco sobre ménsulas y reforzado con una banda de querubines, una gran madreperla hace de cueva, en la que se observa diversas figurillas en altorrelieve y esmaltadas: San Jerónimo genuflexo aparece con un crucifijo y una piedra de penitencia, un león, un sombrero cardenalicio y una Biblia abierta. Además, las enjutas del arco y de la madreperla se decoran con flores y frutos. El reverso, también sobre dorado, está grabado con ornamentación geométrica de flores de lis, diseño que recuerda a los del segundo cuarto del siglo XVI de la escuela de Fontainebleau, tal vez difundidos mediante grabados. Lleva un asa amensulada con mascarón y terminada con una cabeza de carnero.