Cuando en el siglo XVIII se hizo la reforma neoclásica de la Catedral de Valencia, los ventanales ojivales se transformaron en aberturas rectangulares y en ese proceso se destruyeron todas las vidrieras góticas, cuyo estilo era entonces reputado como bárbaro. Sin embargo, algún obrero no se sintió capaz de romper el precioso circulo con el rostro de Cristo y, llevado de su respeto hacia la imagen, lo dejó enfoscado en la nueva obra. Allí fue encontrado durante la repristinación en torno al año 1970, cuando fueron restauradas las ventanas góticas y se suprimió la obra academicismo en las naves, el cimborrio y el crucero.

La Catedral de Valencia se fue adornando con vidrieras desde el siglo XIII en que comenzó su construcción hasta el siglo XV; sin embargo, el lugar donde se encontró, el crucero, y el estilo de la composición hace pensar que se trata de una reliquia de las primeras obras de la Catedral.

En un marco circular de hierro de 32 cm de diámetro se conserva el rostro del Señor, pintado con esmalte negro sobre vidrio ocre claro, rodeado de las tres potencias o rayos que surgen de la sagrada cabeza. Envuelven la imagen fragmentos de vidrio emplomado de varios colores entre los que destacan el azul cobalto y el rojo.

La forma hierática y frontal del rostro recomienda imaginarlo como perteneciente a una representación del Pantocrator o imagen de Cristo glorioso, sentado en El Centro de una mandarla que representa el cosmos que se abre para dejar ver al juez de los últimos tiempos.