Esta obra anónima se enmarca en la escuela naturalista de comienzos del Siglo XX. La temática representada en el cuadro no es otra que el coro de la Catedral en 1900. Es por ello que nos centraremos en explicar la historia del mismo. El coro es uno de los espacios más relevantes de la liturgia cristiana y originalmente se ubicaba en el presbítero. En época medieval se asiste a un verdadero esplendor, tanto por el gran número de coros construidos como por su complejidad decorativa. Es entonces cuando se cambia su ubicación y estos pasan a establecerse bajo el crucero, todo ello fomentado por el aumento de canónigos y clérigos. El elemento más importante del coro es la sillería, un conjunto de estalos donde se sentaba la clerecía de la catedral en los oficios, las celebraciones y las reuniones.
En la Catedral de Valencia existió una primera sillería de coro de época desconocida y estructura simple que, fue reemplazada por una nueva a finales del siglo XIV. En octubre de 1384 se estableció un acuerdo entre Pere Dorriols, canónigo de la Catedral de Valencia y Cuenca, arcediano de Moya y tesorero del marqués de Villena, y el Cabildo, para la creación de un coro nuevo elaborado con madera de nogal y de naranjo. La obra fue encargada a los maestros Francesc Tosquella y su padre Bernat Tosquella. Nada ha quedado de aquella sillería, la cual estaba muy deteriorada ya por aquel entonces. Fue el canónigo Miguel Tomás Gómez Miedes quien impulsó su restauración, sin embargo se prefirió realizar finalmente una nueva entre 1594 y 1604. Tan magna obra fue encargada al carpintero Domingo Fernández Ayarza.
El nuevo coro contaba por ambos lados con dos órdenes de sillas, 83 y 72 respectivamente, configurando un total de 155, todas ellas elaboradas con madera de nogal y embutidas en boj. El orden superior estaba ricamente decorado con un contrabasamento y noventa columnillas de orden corintio que sostenían una cornisa, la que a su vez estaba decorada con cartelas, florones y una crestería con adornos en forma de pirámides. En cuanto a la zona central encontramos el facistol, que servía para la colocación y lectura de los cantorales durante los oficios, situándose justo detrás una mesa sobre la que se levantaba un crucifijo. Dos grandes lámparas de araña colgaban de la bóveda (hoy en día una de ellas está en la Capilla de San Pedro). El coro se cerraba por la parte más próxima al altar con una gran reja y puertas de bronce.
Del coro surgía una verja hacia el altar mayor, denominada “vía sacra”. En tiempos primitivos, su función fue la de separar a los hombres de las mujeres. Cuando desapareció esta práctica, se decidió conservar las verjas de madera para los actos de culto. Bajo el episcopado del Arzobispo Andrés Mayoral se fabricó la barandilla de bronce que se representa en el cuadro, además del púlpito desde donde este predicaba a los fieles. Dicho púlpito de madera fue hecho por Bartolomé Mir, en 1681 encargándose los trabajos de talla a Tomás Artigues y Dionisio Malines.
Otro elemento importante, pero que no aparece representado en el cuadro, es el trascoro. Esta estructura se encargó al maestro de obras de la catedral Antoni Dalmau, pues era un escultor experto en la talla en alabastro, y lo empezaría hacia 1442 y 1444. Los relieves fueron confeccionados por Jaume Esteve y Julià lo Florenti, este último identificado con el Florentino Julià Nofre. Estos doce relieves representan escenas del Antiguo y Nuevo Testamento. Con las reformas neoclásicas del siglo XVIII se sustituyó la estructura del trascoro por una nueva, aunque manteniendo los relieves de alabastro. El nuevo trascoro tenía un hermoso frente de jaspes de varios colores, con ocho columnas corintias. Sobre la portada, una imagen de la Verge de la cadira con corona y azucenas, obra de Juan de Castellnou (obra actualmente situada en la girola) y dos ángeles a cada lado.
Por último, un detalle de importancia es que el coro se mantuvo con ese aspecto, aun cuando se produjo el incendio de los días 21 y 23 de julio de 1936. Durante la guerra civil española (1936-1939), el coro fue utilizado como almacén militar. Sin embargo, en 1943 se procedió a la eliminación del mismo, solo conservado el trascoro junto a los relieves de alabastro, los cuales se trasladaron al Aula Capitular (Capilla del Santo Cáliz), donde actualmente se conservan.